jueves, 12 de marzo de 2009

Ahora...nosotros

No soy un fulano con la lágrima fácil, de esos que se quejan sólo por vicio...es que puestos a decirlo prefiero hacerlo cantando. Concretando, nadie va a venir a salvarnos por distintas razones: una, la Administración autonómica se lava las manos porque ya ha hecho los deberes, se ha sacado de la manga un decreto que, supuestamente (digo bien) regula el ámbito bibliotecario y supuestamente (vuelvo a decir bien) completa una legislación de hace más de 20 años; dos, las administraciones locales se acogen a las ambigüedades de tal Decreto ("...un Tecnico Medio o Auxiliar..." "...preferentemente un Técnico Superior...", etc) para, por arte de birli birloque, hacer lo de siempre, es decir, nada porque no hay, entre otras cosas, un catálogo de funciones que determine qué cosa es un Técnico Superior, uno Medio y otro Auxiliar; tres, el Colegio de Bibliotecarios y Documentalistas que lo único que ha hecho, con respecto al Decreto (al menos que yo tenga conocicmiento), es remitir un escrito a los ayuntamientos de la Comunidad para informarles de que, según el EBEP (Estatuto Básico de los Empleados Públicos), deben ajustar los puestos de trabajo a las nuevas denominaciones o grupos laborales (del D al C2, del B al A2, etc.); y cuatro, los actuales técnicos (A y B, de toda la vida) porque no vaya a ser que modifiquen sus funciones y terminen dos o tres escalas más atrás de la que están, eso sí siempre según el EBEP.
Y ¿ante esto qué? Pues ante esto nosotros, los no-técnicos o sí-técnicos-pero-sin-saberlo, que como dice Luthor, asumimos funciones, trabajo y responsabilidades que no nos corresponden (¿o sí?). Nosotros, debemos exigir primero al Colegio de Bibliotecarios y Documentalistas (los que supuestamente velan por esta profesión) que establezcan un mapa laboral de esta profesión (grupos profesionales, titulaciones exigidas, etc.) y un catálogo de funciones para cada grupo. Después debemos exigir a la Administración autonómica que establezca una legislación sobre bibliotecas más precisa en todos los sentidos y que establezca las medidas sancionadoras y correctoras adecuadas (ahora no existen). Finalmente debemos exigir a los Ayuntamientos que cumplan la normativa, que adecúen sus RPT a las exigencias reglamentarias y que corrijan sus deficiencias en materia de bibliotecas, tanto en cuanto a infraestructuras como en cuanto a recursos.
Parece una árdua tarea ¿verdad? Pues nada mejor que ponerse manos a la obra. Lo primero: exigir al Colegio de Bibliotecarios un mapa laboral, un catálogo de funciones y, si no una rectificación en el Decreto, al menos unas recomendaciones sobre los cuerpos técnicos concretos que debe haber en cada biblioteca. Yo estoy dispuesto a trabajar si alguien me ayuda, claro.

1 comentario:

Sara dijo...

Valga este escrito para compromenterme a ayudar (lease dar por saco y más) en esta cruzada. Qué epico me ha quedado... En fin, que estoy totalmente de acuerdo en que el famoso Colegio de blablablá no ha hecho absolutamente nada, que yo tenga conomiento, de lo que realmente tiene que hacer; apoyar la profesión y defenderla, tarea imposible si no empieza por elaborar un catálogo de funciones válido acorde con la realidad y en sintonía con las necesidades que existen. Respecto a este tema siempre hablamos claro, los que lo tenemos, sin embargo no se hace nada al respecto por una falta de rotundidad y de actuaciones resolutorias. Que ya es hora hombre...