miércoles, 8 de abril de 2009

Novedades, sí o sí

Es muy común en todas las bibliotecas tener espacios diferenciados en función de la colección o el tipo de material que albergan. Así, los dvd's suelen encontrarse juntos y lo mismo ocurre con los cd's. De igual manera se procura que los libros ocupen un mismo espacio, organizados y calsificados según las necesidades y características de cada biblioteca.
Con las "novedades" pasa exactamente lo mismo. Se intenta, en la medida de lo posible, que destaquen físicamente, con la intención de que llamen la atención de los usuarios, y como un arma más del marketing, capte o fidelice al máximo de "consumidores".
Sin embargo, existe un grave problema que creo se da en no pocas bibliotecas. El nivel de fidelización es tal, que existen "consumidores" que no conocen el resto de espacios de la biblioteca. Sólamente, y cuando digo sólamente es así, "consumen" este tipo de obras. Hasta tal punto que si cuando vienen a la biblioteca, todos los días 1 del mes (a veces el 30 ó 31 del mes anterior), y no encuentran novedades disponibles rehacen el camino a casa sin nada que leer.
Fenómeno curioso. Yo creo que se debe a dos cuestiones principales:
1. El usuario tiene grima, digámoslo, le da asquete, tener entre sus manos libros que ya han pasado por otras manos
2. El usuario cree que la única zona descontaminada de la biblioteca es la que rodea las novedades y sólo pueden estar a salvo de virus en ese espacio
Desde mi humilde posición hago un llamamiento a estos usuarios: tengan en cuenta el resto de la colección. También son material prestable.
Y, por favor, vengan a por las novedades a partir del día 1 y piensen que hay más usuarios que les gustaría, aunque fuera de vez en cuando, encontrar alguna novedad en las estanterías.

1 comentario:

Unknown dijo...

Esto también es responsabilidad de los bibliotecarios que quieren destacar las novedades por encima de otras obras relegando a un segundo o tercer plano otro tipo de obras para el que las bibliotecas cobran toda su utilidad como conservadoras y difusoras del patrimonio cultural y no sólo de la última novela de Danielle Steel. Pero esto es darle alas al canon por préstamo y eso no parecen saberlo quienes dirigen las bibliotecas ¿o sí?