jueves, 2 de abril de 2009

Huelga de hambre en Petrer

El punto de desesperación al que debe llegar una persona para detener voluntariamente su alimentación en señal de protesta debe ser verdaderamente increíble porque pone en riesgo la propia vida de quien lo hace. Así que no debe tomarse a broma la decisión de José Ramón Martínez Maestre, bibliotecario de Petrer, de protestar con una huelga de hambre por los horarios de la Biblioteca.

Visto de soslayo parece un poco desmedida la postura pero cuando uno lleva años solicitando que se acuerde un horario consensuado entre la Administración y la parte social que refleje los agravios comparativos entre compañeros (pues eso somos) de la misma corporación y no sólo no se atienden dichas reclamaciones sino que se tira por la vía del impongo y mando un horario que, en el mejor de los casos, anula tu capacidad de llevar una vida ordenada (horarios de comidas, formación, vida familiar, etc.) o, en el peor, acaba en desubicación por los cambios continuos de horarios o problemas gástricos por la ausencia del más mínimo orden en las comidas y a eso le unimos que compañeros del mismo Ayuntamiento tengan un horario definido (algunos compañeros cambian hasta cuatro y cinco veces de horario en un año) y regulado que les permite coinciliar las más básicas pretensiones laborales y privadas e, incluso, con unas retribuciones claramente superiores...pues eso, que entiendo la postura y sólo me queda apoyar a José Ramón desde este blog esperando que el nivel de desesperación de mis compañeros más próximos no llegue hasta ese nivel.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Mi más profundo respeto a nuestro compañero y mi más sincero apoyo. No se debería permitir, en ningún caso, que la negligencia de quien manda obligue a poner en peligro la vida de una persona. Ánimo José Ramón, sabes que quienes participan en este blog estamos contigo.

Jokin dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Jokin dijo...

Desde Bizkaia, un compañero de profesión que entiende prerfectamente tu situación, que es en gran medida la de todos y todas, te manda ánimos en tu lucha.

Ya es hora de que se nos trate como trabajadores y no como voluntarios.
Pero para ello muchos y muchas de los que pertenecemos al oficio también deberían cambiar el chip.

Somos trabajadores, como los demás, y punto, y por ello como a los demás nos deben tratar.