sábado, 22 de noviembre de 2008

Cultura digital

Decía en el anterior post que hay un mercado editorial por explorar y por explotar en el ámbito de las bibliotecas públicas, más aún ahora que Teddy y sus amigos de las sociedades de gestión han hecho humillar la cerviz al Gobierno y nos van a colar el canon por préstamo público nos guste o no. Ese mercado es el de la edición electrónica en copyleft o con licencia de Creative Commons.

Ante la avalancha de proyectos existentes para llevar el libro al estado electrónico (dispositivos de lectura ebook, Biblioteca Cervantes Virtual, Google Books, Europeana, etc.) las bibliotecas públicas no pueden permanecer de brazos cruzados ancladas en métodos tradicionales de selección, adquisición, tratamiento y préstamo. Deben adecuarse a los nuevos entornos y movimientos culturales y estos ya están ahí, a disposición de quienes quieran.

Hoy en día todo el mundo puede acceder a la edición (tradicional o electrónica) de sus creaciones sin tener que recurrir al mediático mercado editorial tradicional. Simplemente basta con acceder a editoriales como lulu.com, bubok.com o Editorial Buho, entre otras y "subir" tu creación. Ellos se encargan de maquetarla, promocionarla, enviarla (si es una edición física) y ponerla a la venta. No hay selección crítica previa, con marcado carácter de mercado, por otra parte. La crítica queda en manos de los lectores finales que son los que dan validez a la creación.

Esto en cuanto a la creación y edición. En cuanto a la adquisición de las mismas, todavía es más sencillo. Basta con entrar en las webs de estas empresas y pinchar en el libro que se desea bajar. Si se trata de una obra gratuita, pues nada, se pincha y ya está. Si no lo es, el precio figurará en pantalla, se realiza un pago electrónico con tarjeta de crédito y ya está todo. Esas obras suelen ser obras no sujetas a derechos de autor por lo que no es aplicable la legislación al efecto ni puede aplicársele canon alguno por préstamo público (¡te aguantas Teddy!) así que son perfectas para el préstamo en bibliotecas públicas. La diversidad de géneros va desde narrativa hasta poesía pasando por música, videos, fotografías y mucho más.

Pero lo verdaderamente interesante es que al estar en formato digital, las posibilidades de su gestión pueden explotarse al máximo. Pueden formar parte de una sección virtual de la sede web de la biblioteca, pueden ser impresos (opción poco deseable), pueden ser enviados de modo electrónico a los usuarios solicitantes via mail, wap, bluetooth, etc., pueden ser almacenados en soportes digitales (CD, DVD, BlueRay, SD, memoria flash) que después pueden ser prestados a los usuarios como cualquier otro soporte tradicional pero con la diferencia de que podráin llevarse unas 500 obras a casa sin las limitaciones de préstamo actuales y de formar totalmente multimedia. ¿A quien no se le ponen los pelos como escarpias leyendo el Infierno de Dante mientras escucha las Valquirias de Wagner? Y todo en un sólo préstamo. ¿O en 500 para las estadísticas?

El acceso digital a la cultura es algo imparable y si no que se lo digan a los responsables de Europeana que han tenido que suspender el servicio hasta diciembre para aumentar el número de servidores. Esta a nuestro alcance y sólo depende de nosotros.

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